martes, 19 de marzo de 2013

Laura


Cual es tu nombre? le dije en aquella esquina
mientras fumaba un cigarrillo para el frío.
Si me llamaras, tendrías que llamarme Laura
ese es mi nombre y este a sido mi destino.
Esta soy yo no hay que ser muy inteligente
para saber que el tiempo quito mi brillo
y ya no se si en verdad una vez lo tuve
o si fue una triste ilusión.


me case con alguien mayor que yo
que prometía entregarme todo
y todo fue darme un hijo y golpearme por los celos
al verse como un viejo demacrado.
hasta que un día cansada de sus golpes lo empuje
probocándole la muerte sin querer.
y la justicia a veces no entiende razones
cuando se trata de la muerte No No No


Pase casi 6 años mirando la vida tras la rejas
Mientras, mi hijo por mi suegra fue criado
por que pensaban que yo era un peligro
cuando salí me negaron su cuidado
para el, que era mi vida, mi tesoro mas preciado
que dejara a mi niño tranquilo me encargaron
que era lo mejor para no hacerlo sufrir


Y sin estudios, sin trabajo y sin educación
y prontuario de asesina que nunca se comprobó
comencé a trabajar en bares, para enviar
dinero pa que mi niño fuera a estudiar
ya ni recuerdo como llegue a trabajar aquí
ni cuantos fueron los amores que se me han ido


Ahora usted señor por que pregunta de mi vida
acaso busca historias tristes pa poner la suya arriba.
tranquila señora, yo soy Manuel
Manuel su hijo el que no pudo tener.
tengo esposa he hijos y te quieren conocer
he venido a buscarte para que estemos juntos como siempre debió ser


No se puede negar el amor a una madre,
por que el corazón tarde o temprano saldrá a buscarle.
No se debe maltratar el amor de las calles,
el dinero que tu dejas tiene historias que uno no sabe.

martes, 13 de noviembre de 2012

El Arterisco

 Cuando le abrieron las puertas, el Mauri, lo primero que hizo fue respirar profundo, dio tres pasos y dejo caer una lágrima. Llevaba 7 años sin pisar la calle, extrañaba el aroma del viento. Al fin podía comprarle a la señora de las sopaipillas que miraba desde su celda. Al fin podría tocar el verde pasto de la cuneta, al fin podía sentir la alegría que sienten los libres. 
Cuando cerraron las enormes puertas del penal, se prometió no volver a ese desdichado lugar. Caminó con calma, aunque minutos antes deseara que el tiempo avanzara de manera veloz. Ya el tiempo no valía, ahora debía disfrutarlo. Acaricio al perro, aquel que siempre cagaba frente al poste de la luz que estaba frente a su celda. El perro le movió la cola, en un claro gesto de alegría. Camino con serenidad, feliz, cada paso que daba significaba estar mas cerca de la plenitud, el perro caminaba a su lado haciéndolas de testigo del evento que compartían.
De pronto se detuvo a pensar sobre que era más conveniente por hacer. Tenía esposa e hijos, Padre y Madre y todos lo habían mandado al olvido. ¿Que hago? se pregunto. Se sentó en la butaca de una plaza y comenzó a meditar, eran las 4 de la tarde, el perro se mantenía echado frente a el. Luego de darle al animal un trozo de sopaipillas de las muchas que compro, decidió llamarla, busco su agenda magnética, localizo el número de su mujer y se acerco al negocio mas cercano.
- Buenas tardes caballero, ¿Tiene teléfono?- Le pregunto al señor del almacén.
El tipo del almacén que era un viejo canoso de aspecto enojado, y que acostumbraba atender a ex reclusos le respondió - Si amigo, cuesta cien pesos la llamada, tiene que echar la moneda por la ranurita y cuando le contesten apriete el arterisco -.
shaaa, la volaita - respondió el Mauri. Deposito la moneda en el teléfono y marcó el número de su ex esposa. 
-Alooo!- dijo una voz femenina al otro lado del auricular.
-Alo, Carmen, soy yo, el Mauri, oye, salí libre, te estoy llamando de un teléfono publico.
-Aloooo!- seguía respondiendo la voz de la mujer.
-Oye ya poh, no te hagái la weona y contesta poh, no veís que estoy llamando de un teléfono publico!!-
-Aloooo!- se escucho por tercera vez al otro lado del auricular.
El Mauri, indignado, colgó el teléfono y soliloquió -Puta la weona maricona, si no quiere hablar conmigo tiene que puro decírmelo- y Colgó.
-¿Como le fue amigo?- pregunto el hombre del almacén.
-Naah, se hizo la weona, no me quiso contestar.- respondió el Mauri y como haciéndose el desentendido continuo -¿Tiene cigarros?-
-Si, ¿de cual quiere?-
-Déme un Bermon Rojo. ¡Ah, y un encendeor!-.
Luego de cancelar, encendió un cigarrillo y fue hasta la plaza. 
El viejo del almacén, reía maliciosamente detrás del mesón. Pensaba -"¡apuesto que este webón pensó en doble sentido cuando le dije que apretara el arterisco!!".
 

lunes, 24 de septiembre de 2012

por si pierdo la razón

Voy a jugar a las cartas
con la otra parte de mi
voy a apostar para siempre
todo lo que perdi

bajo la manga tengo una carta
no sirve para hacer trampa
la he escrito cuando no estabas
y la guardo por si no me alcanzas

Tengo un comodin rojo
que escondo en mi pecho
por si trato vencerme
por algo que nunca he hecho
se encuentra al lado derecho,
al lado de mi corazon
en el lugar mas estrecho
por si pierdo la razón

lunes, 10 de septiembre de 2012

Zapatitos rotos

Yo iba todos los días a clases con mis zapatos rotos, en una bonita escuela rural del norte, me sentaba justo al lado de la ventana con una hermosa vista y a lo lejos se veía un cerro, que en su cumbre tenía una cruz, junto a mi pupitre se sentaba Italo Céspedes.
Italo, tenia una extraña manera de ser, digo extraña por que era ciertamente incomprensible al menos para mi en esa época. Todos los días buscaba a un compañero, le pedía los zapatos y se los cambiaba por unos mas elegantes, al pasar de los días, reclamaba los zapatos cambiados y los volvía cambiar por otros aun mas bonitos, así lo había hecho al menos con unos 7 compañeros.
Cierto día me pregunto cual era mi numero de calzado, le conteste que yo calzaba 35, a los dos días llego con unos zapatos elegantísimos y me pidió que los cambiara por los míos, le dije que no podía y me convenció diciendo que era por un par de días. A los 2 días después llego con un par de zapatos más elegantes que los que yo tenía y con una sonrisa me dijo: Ahí están tus Zapatos, ahora devuélveme esos otros, que mi papá tiene que devolvérselos mañana a su cliente. Pude comprender lo que el hacía, aprendí sobre su padre y descubrí que la bondad nace de quien uno menos lo espera.
Hace poco volví a ese pueblo, en la escuela se encuentra una plaza y trate de ubicar el lugar exacto en donde me sentaba, esta que me acuclille y lo vi. Vi el cerro con la Cruz, eche un respiro y una hermosa lagrima nació de mis ojos.
Italo actualmente es abogado, lo supe el día que nos encontramos de casualidad en San Antonio. Nos servimos un café y se alegro muchísimo cuando le conté que ahora soy profesor.
¡Cuando quieras me pasas los zapatos! - me dijo después de cruzar nuestras manos, darnos un abrazo y decirnos adiós.